Me encanta la ciudad de
Santander, con su aire británico. Disfruto como nada del
albariño, el
marisco y los pimientos de
Padrón en
Galicia. Las tardes en la ciudad de
Salamanca son distinguidas. Un té o un café en la plaza y conectarse a
Internet para trabajar me dieron momentos de relax únicos. En
Pamplona me encanta tomar unas cañas en la plaza del
Castillo y cuando paso por
Murcia es obligatorio comer un poco verduritas ricas, ricas. Los tomates
raf en
Almería y las playas enviando su aroma salado a la ciudad y a la universidad crean un olor que solo tiene esa ciudad.
La lista de recuerdos y momentos que guardo de
España es casi interminable. Las cenas en los restaurantes de
Barcelona, los flamenquines en
Sevilla y los vinos en la feria de
Jerez. Una ración de jamón ibérico por
Extremadura y unas gambitas en
Punta Umbria bañándome en el
Atlántico. Los vinos de la
Ribera del Duero y las tapas en
Valladolid o
Ávila, los zuritos por
Bilbao, la calle del
Laurel con sus copas de buen vino de
Rioja en
Logroño y el "marisco" de
Burgos con sus morcillas de arroz y chuletones en
Vivar de Cid. La vida única en
Gran Canarias y volver de
Palma de Mallorca con las ensaimadas.
Valencia y sus fallas. Una parada a comer en
El Pilar y cenamos en
El Tabernillas.
Cartagena, Palencia, Lugo, Málaga, Orense, mi
Alicante, Santiago de Compostela, Castellón o la vida fantástica que se respira en
Oviedo. Creo que he pasado por casi todas las provincias de España, disfrutando lo que he podido de cada una de ellas. He disfrutado de chupinazos en
San Fermines, me he escapado a las
Islas Cies y a
Cabo de Gata. Me he bañado en el
Río Piedras y en el puerto de
Cádiz. He cenado en
Lleida y tomado copas en
Girona. He hecho acampadas en
Ávila y he descencido el
Alto Tajo en barcas. He hecho
Snow Board en
Vaqueira y hasta en
La Covatilla. Y me lo he pasado genial.
Dicho esto, soy de
Madrid. De esa zona en el centro del mundo donde nadie es extranjero. Donde nadie es de fuera. Donde si vienes a
Madrid, ya eres de
Madrid sin importar donde nacieras, o si eres rojo, verde, azul, negro o amarillo. No soy gato. Mi padre sí nació en
Madrid, pero a partir de ahí mis raíces se pierden por los rincones de las
Españas. Será por eso que me siento bien en cualquiera de las zonas que he visitado de
España y con cualquiera que me dice
"que pá!" me junto para tomar una cerveza.
Es por eso que a pesar de haber viajado mucho por dentro y por fuera de
España, siempre he querido quedarme aquí. No tener que salir de mi tierra como muchos otros compañeros de profesión, que buscando mejores oportunidades han emigrado a tierras más frías, donde se come peor, y en la que las cosas son distintas - mucho mejores para unas cosas, pero distintas para otras -.
Si aún estás aquí en
España, estas aún estudiando, y amas la vida en el trocito de terruño que llamas casa, este artículo es para ti. Si estás en otro país del mundo en la misma situación, también puedes aplicarte este artículo, pero cambiando sensaciones y lugares por los tuyos. Pues lo único que quiero con este artículo es que valores un poco más tus opciones.
Es verdad que fuera de
España hay más dinero y fondos de inversión, y que si comparamos las oportunidades laborales que hay en las grandes urbes como
Madrid o
Barcelona, con respecto al resto de regiones de
España son desiguales, pero aún así, tú puedes cambiar tus opciones.
Si tienes
Internet, un ordenador, tiempo y ganas de transformar tu realidad, ¿qué más da que estés conectado desde tu barrio o desde el centro de
Madrid? Sí, sé que no será nada fácil comenzar, pero no lo es para nadie, así que no te preocupes si lo ves difícil al principio. Es normal que lo veas así, porque no es que sea difícil, es casi imposible, tan imposible, que solo los locos se creen que pueden conseguirlo. Pero es que si no crees que vas a conseguirlo, entonces no estás loco lo suficiente como para cambiar tu destino.
Si lo estás, y tienes conexión a
Internet, juventud suficiente como para poder equivocarte, tiempo para aprender, probar, leer, estudiar y formarte lo suficiente, y ganas, tesón y constancia como para trabajar todo lo que tengas que trabajar y sacrificarte lo que tengas que sacrificarte, entonces tal vez tengas una entre un millón de posibilidades.
Después, aprende a reconocer que te has equivocado, que has errado, que no era ese el camino, y vuelve a comenzar otra vez desde el principio con otra idea. No te preocupes,
Steve Jobs también
la pifió muchas veces, así que tú te lo puedes permitir y aún así transformar el mundo.
Si necesitas trabajar con gente de otros sitios, ya sabes que hay muchos sistemas de video conferencia - nosotros los usamos a diario en
Eleven Paths para coordinarnos entre
Londres,
Madrid, Málaga y San Sebastián - y hablar con los
CSA en latinoamérica. Si necesitas servidores potentes tienes los servicios
Cloud de muchas empresas que te van a dar más potencia de la que tú puedas montar en cualquier ciudad.
Al final, lo más costoso de toda gran empresa son las ideas, los conocimientos técnicos, los recursos humanos valiosos, gente que sepa programar muy bien. No muy bien. Genial. Que sepan mucho de arquitectura de software, de hacer software escalable, mantenible, usable. De crear algo que mejore la vida de alguien, que la haga más divertida, más cómoda, más fácil. Fijándose en los pequeños detalles, en los rincones del producto o el servicio. Que versión a versión el producto mejore. Sí, no va a ser fácil.
¿Qué pensabas que te iban a dar todo resuelto?Pero... ¿por qué el próximo
Twitter no va a nacer en un pueblo de
Andalucía? o ¿por qué la nueva herramienta
killer de hacer auditoría
WiFi no va a estar hecha en
Santiago de Compostela? ¿Por que nació
Barrabés en
Huesca y no puede nacer la próxima
killer e-shop en esa ciudad de
Murcia donde vives? ¿Por qué el próximo
flappy bird no lo van a hacer dos chavales de la
Universidad de Cáceres? ¿Por qué no lo vas a hacer tú? Desde luego, si no lo intentas, la respuesta es no.
Ahora estás en plenos exámenes, pero en cuanto acabes...
¿por qué no te pones a ello? Estés donde estés. Levántate por las mañanas, coge un libro para mejorar tus conocimientos, júntate con tu amig@/s y poneos un objetivo. No empieces a hablar de dinero,
CEO, CTO y cosas así. Solo piensa en disfrutar de esto y trabajar. En llevarte a extremos de ti a los que aún no has llegado.
Sí, yo creo que serás capaz. ¿Por qué no? Si a mí me hubieran dicho que alguna vez iba a salir de
España para dar una charla cuando bajaba a pasear a mi perro y
leía libros de Stephen King y Ciencia Ficción en los bancos del parque nunca me lo hubiera creído. Así que créetelo tú. No desaproveches tu tiempo, no desaproveches tu energía. Tienes más potencial de lo que crees - me puesto el gorro -, así que trabaja duro y sácalo. Y si no sale a la primera, haz balance y descubre todo lo que has aprendido. Y vuelve a intentarlo. Otra y otra vez, pero en todas esas veces poniendo el
100% de verdad. Sin engañarte a ti mismo. Dándolo todo.
El premio al final puede ser algo tan sencillo y tan complejo como que transformes un poco el mundo para que sigas disfrutando de todas esas cosas tan bonitas que tiene tu tierra. Tu familia, tus amigos, tu río, tu montaña, tus fiestas, tus comidas, tu forma de vida. Algo así, como
lo que os conté que a mí me pasa con mi Madrid del alma.
Saludos Malignos!